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domingo, 22 de mayo de 2022

¿Cuándo llegamos?, La vuelta a Italia del Corto Maltés

 Álvaro González de Aledo tiene ya en circulación el libro sobre su última travesía, La vuelta a Italia en El Corto Maltes. 



Como podéis ver, la foto del Corto Maltés por el Gran canal de Venecia es impresionante.



Para la gente aficionada a las pequeñas esloras, Álvaro necesita poca presentación. Su curriculum en cuanto a retos de travesías se refiere es bastante amplio y yo me permito decir también, que impresionante.

 Su idea es una, decirle al mundo que es perfectamente posible hacer grandes navegadas y disfrutar de ellas en un barco pequeño y sin grandes inversiones y esto lo demuestra con creces. Vuelta a España, vuelta a Francia, Vuelta a Italia...estas travesías como las mas significativas además de otras mas que forman parte de su filosofía de vida. Yo me permito añadir de mi cosecha propia que gran parte del secreto de realizar viajes tan largos con este tipo de embarcación es la austeridad y constancia que Álvaro demuestra en sus relatos. Pienso que eso forma parte de un estilo de vida capaz de valorar las cosas que son realmente importantes y dejar de lado las que no lo son y eso incluye aspectos como la comodidad y los lujos superfluos.

 Me gustaría también hacer mención a la gran labor que desarrolla en favor de los niños con cáncer. No cabe duda que su profesión de pediatra además de gran persona lo hace ser aún mas sensible al tema si cabe.

 Toda su labor y libros además de información muy útil, la podéis encontrar en el Blog de Álvaro.

 En esta entrada me quería centrar en su último libro ¿Cuándo llegamos?, La vuelta a Italia del Corto Maltés y en un pasaje ocurrido del que formé parte indirecta de el y que Álvaro ha tenido la gentileza de citarme en el libro.

 Álvaro y yo además de otros amigos comunes, compartimos el mismo modelo de barco, un JEANNEAU TONIC 23. Un velero de 23 pies muy sólido y firme en la navegación con un espacio interior a mi modo de ver muy bien conseguido. Pues bien, estaba Álvaro el año pasado, como el que no quiere la cosa, dando la vuelta a Italia cuando el 10 de Julio nos escribió en el grupo de Whatsapp de TONIC 23: "Hola Chicos. David y yo estamos bloqueados con un problema casi irresoluble en verano..." Se les había roto el Spi. Lo habían arreglado en una velería Italiana y había vuelto a romper. Se trataba de un spi asimétrico que para la navegación que estaban realizando, resultaba imprescindible y en palabras suyas, "...no imagino seguir mil y pico millas sin spi" Nos pedía ayuda para ver si le podíamos prestar un spi cualquiera del grupo y así poder completar la vuelta con tranquilidad debido a lo complicado que es que en verano hacer arreglos o suministros náuticos y mas no estando en tú zona de confort. 

 Como este grupo es genial, todos nos pusimos manos a la obra a ofrecerle lo que teníamos. Gaby ofrecía uno asímétrico que no le encajaba muy bien, otros dando consejos y yo le ofrecí mi spi simétrico. No lo había usado nunca, así que estuve viendo que medidas tenía mi vela . Ya suponíamos que valdría puesto que el barco es el mismo pero como no lo había sacado de la bolsa nunca, no sabía siquiera en que estado estaba. Así que me puse manos a la obra a desplegar tan tremenda vela que en el barco parece un tamaño razonable pero en casa no hay espacio donde desplegarla. Se me ocurrió colgarla de la segunda planta para que Álvaro la pudiera ver en todo su esplendor.

















 

 


 Bueno. No era un asimétrico como a él le gustaría pero le valía. La idea era mandarlo a Santander para que lo recibiera Miguel, el tripulante que haría el relevo con David y que el lo llevara consigo en el avión hacia Italia.

 Nos estuvimos intercambiando mensajes durante unos días hasta que finalmente, el 21 de Julio me escribió con buenas noticias. Había podido solucionar de forma hábil el problema de la vela. No daré detalles por que para eso está libro. Me alegré mucho pero por otra parte, me hacía ilusión que mi vela formara parte de la aventura. Álvaro me lo agradeció de corazón.

 Hace unos días recibí el libro. Lo recibí con una dedicatoria muy a su estilo, con una dibucarta de las que a él le gusta dibujar y un recorte de la vela que se rompió.

                                                                                                 

 Además de eso, ojeando el libro por encima, me encuentro con el detalle personal que me ha citado al menos en dos ocasiones, cosa que sabía que no se le iba a pasar el agradecimiento en sí, pero no esperaba que fuera de forma tan personal.


                                                                           

 Os recomiendo la lectura de estos libros por que os daréis cuenta, que travesías en tú barco son posibles tengas el barco que tengas y además te quitarán el miedo inicial y te darán el impulso necesario para emprenderlas. 

 Gracias Álvaro




domingo, 15 de mayo de 2022

Escapada a Chipiona en Semana Santa 2022

  Una excursión a Chipiona siempre es una buena idea. La distancia desde Rota es muy asequible para salir a cualquier hora del día. Son apenas 15 millas que si hace buen viento, en 3,5 a 4 horas te la ventilas.

 Eso si, tienes que tener en cuenta que si te salta el poniente, la ida es complicada puesto que tienes el viento de cara, de modo que ten en cuenta la hora y la época del año y procura evitarlo si no, tendrás que ceñir con bordos muy largos.

  Siempre es buena idea y mas aún si piensas en la gran oferta gastronómica que tiene la población y ese sabor a mar que encuentras en cada rincón, en el paseo marítimo, en las playas...etc.

 Ya hice una entrada sobre Chipiona justo hace dos años, en Abril del 2020 http://aloes-farodelpicacho.blogspot.com/2020/  y me apetecía hacer otra ahora.

 Salí de Rota a las 13:30h con un viento Sur Oeste flojo con un punto de motor. Pronto aumentaría algo el viento pero cambiando mas hacia el Oeste, lo que me obligaba a hacer un bordo mar adentro para luego enfilar Salmedina con una ceñida potente.


Me crucé con mi hermano que
 iba haciendo el camino inverso
                     




 Tras pasar la cardinal de Salmedina, enfilo hacia el puerto, entrada sobre las 18:00h y los trámites de rigor en la oficina del puerto para asignación de atraque. Siempre pido finguer a babor por que me es mas cómodo para mi barco pero en esta ocasión me tuve que conformar con el pántalán Oscar de las últimas plazas con finguer a estribor.

 Con la Luna llena, el coeficiente de marea era de 104, esto provoca una diferencia entre la pleamar y la bajamar de 3 metros. Al estar de los primeros junto a las piedras, tuve profundidades de calado de 1,3m. Dando en fondo.

Luna llena
                                                

                                             

   Cosa que aprendí de mi amigo Álvaro, del Corto Maltes, es lo práctico que resulta llevar una bicicleta a bordo. Llegas a un puerto y te permite pedalear por el pueblo que sea en busca de bares, supermercados o visitar cada rincón paseando. 



 El paseo por Chipiona es muy agradable. Recorrer el contorno de la población es una bonita experiencia de colores y olores, La fotografía que ofrece todo el entorno de la desembocadura del Guadalquivir, el paseo y el faro es increíble.
 Los olores que trae el mar cuando baja la marea dejando al aire los corrales son fantásticos. Un olor a piedra mojada, y a mar en general que te fascina. Los pescadores de corrales siguen su rutina de pesca con la bajamar un día tras otro puntuales al flujo de las mareas.



Otro aspecto que me gusta de Chipiona es la estupenda oferta gastronómica que tiene. Establecimientos de todo tipo y precio que ofrece pasar un rato agradable.

 Como primera cita, El Castillito. Si mi amigo Tonino se entera que he ido a Chipiona y no he parado allí, no se lo que haría conmigo. El ambiente y el entorno es estupendo y degustar el atún en aceite y el pulpo a la gallega en un rinconcito de pie en la barra es toda una alegría para el cuerpo.


                                 

     
Por arriba sobresale la luna llena















Rincones y lugares. Gente por la calle.






Para los amantes de las caravanas, Chipiona ofrece un aparcamiento en pleno casco y junto a la playa, cosa que no es habitual de ver.


Después del desayuno y con tranquilidad, salida del puerto, Salmedina por babor y vuelta a Rota con un viento suave del SO













...un placer volver siempre a Chipiona.