Álvaro González de Aledo tiene ya en circulación el libro sobre su última travesía, La vuelta a Italia en El Corto Maltes.
|
| Como podéis ver, la foto del Corto Maltés por el Gran canal de Venecia es impresionante.
|
|
Para la gente aficionada a las pequeñas esloras, Álvaro necesita poca presentación. Su curriculum en cuanto a retos de travesías se refiere es bastante amplio y yo me permito decir también, que impresionante.
Su idea es una, decirle al mundo que es perfectamente posible hacer grandes navegadas y disfrutar de ellas en un barco pequeño y sin grandes inversiones y esto lo demuestra con creces. Vuelta a España, vuelta a Francia, Vuelta a Italia...estas travesías como las mas significativas además de otras mas que forman parte de su filosofía de vida. Yo me permito añadir de mi cosecha propia que gran parte del secreto de realizar viajes tan largos con este tipo de embarcación es la austeridad y constancia que Álvaro demuestra en sus relatos. Pienso que eso forma parte de un estilo de vida capaz de valorar las cosas que son realmente importantes y dejar de lado las que no lo son y eso incluye aspectos como la comodidad y los lujos superfluos.
Me gustaría también hacer mención a la gran labor que desarrolla en favor de los niños con cáncer. No cabe duda que su profesión de pediatra además de gran persona lo hace ser aún mas sensible al tema si cabe.
Toda su labor y libros además de información muy útil, la podéis encontrar en el Blog de Álvaro.
En esta entrada me quería centrar en su último libro ¿Cuándo llegamos?, La vuelta a Italia del Corto Maltés y en un pasaje ocurrido del que formé parte indirecta de el y que Álvaro ha tenido la gentileza de citarme en el libro.
Álvaro y yo además de otros amigos comunes, compartimos el mismo modelo de barco, un JEANNEAU TONIC 23. Un velero de 23 pies muy sólido y firme en la navegación con un espacio interior a mi modo de ver muy bien conseguido. Pues bien, estaba Álvaro el año pasado, como el que no quiere la cosa, dando la vuelta a Italia cuando el 10 de Julio nos escribió en el grupo de Whatsapp de TONIC 23: "Hola Chicos. David y yo estamos bloqueados con un problema casi irresoluble en verano..." Se les había roto el Spi. Lo habían arreglado en una velería Italiana y había vuelto a romper. Se trataba de un spi asimétrico que para la navegación que estaban realizando, resultaba imprescindible y en palabras suyas, "...no imagino seguir mil y pico millas sin spi" Nos pedía ayuda para ver si le podíamos prestar un spi cualquiera del grupo y así poder completar la vuelta con tranquilidad debido a lo complicado que es que en verano hacer arreglos o suministros náuticos y mas no estando en tú zona de confort.
Como este grupo es genial, todos nos pusimos manos a la obra a ofrecerle lo que teníamos. Gaby ofrecía uno asímétrico que no le encajaba muy bien, otros dando consejos y yo le ofrecí mi spi simétrico. No lo había usado nunca, así que estuve viendo que medidas tenía mi vela . Ya suponíamos que valdría puesto que el barco es el mismo pero como no lo había sacado de la bolsa nunca, no sabía siquiera en que estado estaba. Así que me puse manos a la obra a desplegar tan tremenda vela que en el barco parece un tamaño razonable pero en casa no hay espacio donde desplegarla. Se me ocurrió colgarla de la segunda planta para que Álvaro la pudiera ver en todo su esplendor.
Bueno. No era un asimétrico como a él le gustaría pero le valía. La idea era mandarlo a Santander para que lo recibiera Miguel, el tripulante que haría el relevo con David y que el lo llevara consigo en el avión hacia Italia.
Nos estuvimos intercambiando mensajes durante unos días hasta que finalmente, el 21 de Julio me escribió con buenas noticias. Había podido solucionar de forma hábil el problema de la vela. No daré detalles por que para eso está libro. Me alegré mucho pero por otra parte, me hacía ilusión que mi vela formara parte de la aventura. Álvaro me lo agradeció de corazón.
Hace unos días recibí el libro. Lo recibí con una dedicatoria muy a su estilo, con una dibucarta de las que a él le gusta dibujar y un recorte de la vela que se rompió.
Además de eso, ojeando el libro por encima, me encuentro con el detalle personal que me ha citado al menos en dos ocasiones, cosa que sabía que no se le iba a pasar el agradecimiento en sí, pero no esperaba que fuera de forma tan personal.
Os recomiendo la lectura de estos libros por que os daréis cuenta, que travesías en tú barco son posibles tengas el barco que tengas y además te quitarán el miedo inicial y te darán el impulso necesario para emprenderlas.
Gracias Álvaro