Decidí hacerlo por mar para ir familiarizándome con el y así también evitar el engorro de sacar el barco del agua, quitarle el palo y todos los inconvenientes que eso conlleva. El viaje se me planteaba con varios impedimentos.
- No conocía bien el barco. Sólo navegué media hora con el cuando fui a verlo.
- Estaba en plena temporada fuerte de trabajo y no tenía cabeza para pensar mucho en esto.
- No conocía las aguas de Málaga ni sus puertos, nunca había navegado por ellas. y mucho menos aún el estrecho de Gibraltar.
- No sabía si podía contar con tripulación.
- No sabía muy bien como iba a volver luego al puerto donde había dejado el coche.
- Algunas otras cosas de menor importancia.
...no soy de pensarme mucho las cosas, así que me hice la idea y fui a por el.
Me hice un cuaderno en el que apunté todos los puertos de la costa y las distancias que hay entre ellos de toda la costa entre La Caleta y Rota. Teléfonos, direcciones, correos...etc
Me hubiera gustado hacer el trayecto en días seguidos pero eso era inviable por temas de trabajo.
Me hubiera gustado hacer el trayecto en días seguidos pero eso era inviable por temas de trabajo.
Busqué trayectos de 40 millas aproximadamente que en una jornada se recorren bastante bien y otra cosa que me sirvió mucho fue entrar en un grupo de Whatsapp llamado "Cofrades de La Axarquía Málaga" liderado por Benjamín que me ayudaron mucho a conocer las costa de Málaga dándome consejos y sitios a evitar, además de estar pendientes de mi en todo momento.
1º Etapa: 1 de Julio 2017, La Caleta de Vélez-Marina La Bajadilla (Marbella) 49 millas
El día anterior a la salida me cité con Antonio el antiguo propietario. Ultimamos los detalles de última hora, le pagué el barco y arreglamos los papeles. Fui a comprar algo de comida para el día siguiente y preparar el barco para la salida. Benjamín y su mujer vinieron a despedirme y nos fuimos a tomar un café.
Eran días de fiesta en el pueblo. Aparcar el coche era imposible, estaba mas pendiente de buscar un aparcamiento correcto para dejar allí el coche que de los preparativos naúticos, y eso me pasaría factura tal como se verá mas adelante.
El barco lo compré con dos motores fueraborda. Uno eléctrico TORQUEEDO y otro de gasolina, un HONDA 8cv 4t. Antonio me preguntó que motor deseaba tener instalado en el espejo de popa, le indiqué que el de gasolina. Yo el motor no lo había probado, sólo la tarde anterior antes de la partida, pero Antonio me aseguró que estaba en perfectas condiciones y pasadas sus revisiones de mantenimiento.
Este trayecto lo iba a hacer en solitario, el primero y sin conocer el barco ni el motor, casi nada. Ya se que es del todo una imprudencia, pero no tenía mas remedio por lo que antes comenté y por que había que dejar el atraque libre si o si. Antonio me miró con ojos como platos sorprendido de mi arrojo y me deseó toda la suerte del mundo, a lo que yo enseguida le pregunté: "Antonio, ya te he pagado el barco, el barco ya es mío y sin vuelta atrás. Por favor, si algo sabes que pueda dar una sorpresa en el camino, ya sea motor, casco o velas, por favor dímelo antes" Me contestó con toda rotundidad que no.
Un plato de Rosada frita en el Restaurante del Puerto para cenar y a dormir. Por la mañana había que salir temprano, por delante tenía 49 millas.
La fiesta duró hasta la madrugada. Entre esto y los nervios por salir, no me dormí hasta tarde
A la mañana siguiente me desperté temprano e hice el ritual que hago siempre en mis travesías. Un tipo de superstición náutica que choca con lo normal en un marinero. Ducha, afeitado, perfumado, peinado y maqueado como si fuera a buscar a la novia...no se?, eso me da seguridad.
Arranco el motor a la primera, últimos preparativos y a huir!
Amanece en La Caleta
Salgo por la calle y me encuentro con el
RESACA DOS, el barco de un amigo que recien-
temente había vendido
Saliendo por la bocana sobre las 08:30h, dejo el puerto pesquero por babor y estribor. Increíble la luz y los colores de Málaga
Poco a poco se me iban soltando los nervios de la salida. La ruta establecida en el NAVIONICS rumbo a Marina La Bajadilla en Marbella. Salí del puerto y me encontré con un mar azul y en calma a primera hora de la mañana. Una preciosidad.
Adiós a la Caleta...
Pasados unos 45 minutos, de pronto y sin venir a cuento el motor se paró. Dios de mi vida!! ¿Y ahora qué? Esta situación compromete toda la travesía, me quedaban muchas millas por delante y encima ahora no hacía viento.
Trato de arrancarlo y nada, no hay manera. Llamo a Antonio para consultarle pero el hombre naturalmente me dio los consejos lógicos...mira la manguera, el hombre al agua...etc. Nada! De pronto en uno de los intentos, el motor arrancó y desde aquello, el motor no volvió a fallar en todo el camino ni en todo el tiempo que tengo el barco. ¿Qué fue lo que pasó...? Pues ni idea ¿Suciedad en la gasolina, aire, el respiradero del depósito cerrado...? No lo se.
Sigo mi marcha tan campante disfrutando de la mañana y haciendo repaso de todas las cosas que quiero hacerle al barco en el futuro, mejoras, cambios...etc.
El piloto automático funciona a la perfección, así que me entretengo en improvisar una red en los candeleros de proa. El Génova es de garruchos y para evitar que se me caiga por la borda prefiero colocar una driza a modo de rejilla.
Sigo feliz disfrutando ese imponente mar azul cuando al cabo de un buen rato, la segunda sorpresa. Dije anteriormente que el estar pendiente del coche me pasaría factura, pues así es. Veo con horror que el principal preparativo que hay que tener en cuenta al salir a navegar, se me había olvidado. ¿El qué...? Pues nada mas y nada menos que la gasolina!!! La tarde anterior, con el "ya iré, luego voy, cuando mueva el coche..." se me pasó por completo. Miro horrorizado al depósito de gasolina y veo que le quedan apenas dos dedos.
Iba navegando a la Francesa por la falta de viento, de modo que eso no me daba para nada. Miro en mi cuaderno de apuntes y veo que el puerto mas cercano es el del Candado que en ese momento estaría como a unas seis millas. Llamo por teléfono para ver si disponen de gasolinera pero no hay manera de que me cojan el teléfono. Por el canal 9 UHF tampoco me responden. Llamé entonces a Benjamín que el hombre se me ofreció para todo lo que necesitara para preguntarle si había gasolinera el El Candado. Me dice que sí pero que a veces no está disponible y que el calado para entrar en El Candado es justito!. De hecho, Fernando me confirmó que hacía días estaba cerrado por falta de calado. Ni corto ni perezoso, Benjamín me dice: "...ahora mismo cojo el Clarín y te llevo gasolina" El Clarín es su barco, una LEMA Force. Ya estaba bastante lejos y mientras el compraba gasolina, mas lejos aún iba a estar. Acordamos que si no encontraba solución optaríamos por esa opción. Finalmente conseguí comunicar por el canal 9 con el marinero y me confirmó que la gasolinera estaba abierta pero que el calado de entrada rondaba los escasos 2 metros. Mar de Alborán cala 1,38m, conque ya os podéis imaginar el susto para entrar.
Pues nada, rumbo a El Candado. Un puerto pequeñito muy coqueto. Llegué a la bocana, el fondo se transparentaba como un cristal, pensaba que en cualquier momento rozaba en el fondo. Me amarré al pantalán de espera donde estaba el surtidor ayudado por el marinero, saqué todas los bidones que llevaba para llenarlos. El surtidor era de tarjeta, no admitía efectivo y no se por qué mi tarjeta no funcionaba. Finalmente lo conseguí ante la impaciencia de varios barcos que querían ocupar mi puesto para repostar. Mismo susto para salir, afortunadamente no hubo incidentes. El marinero muy amable en todo momento, incluso me ofreció la posibilidad si así lo deseaba de usar las instalaciones del puerto para sacar el barco o lo que quisiera. Le di las gracias y le indiqué que iba para Rota. Me miró desconfiado cosa me dio mal rollo.
Tracé de nuevo la ruta a La Bajadilla y saqué velas. Se había puesto un viento maravilloso que me entraba por la aleta de babor y marchaba feliz a unos 5 nudos.
También tuve que improvisar una sombrilla por que el sol daba fuerte.
Aproveché el momento para comer algo.
El día anterior a la salida me cité con Antonio el antiguo propietario. Ultimamos los detalles de última hora, le pagué el barco y arreglamos los papeles. Fui a comprar algo de comida para el día siguiente y preparar el barco para la salida. Benjamín y su mujer vinieron a despedirme y nos fuimos a tomar un café.
Eran días de fiesta en el pueblo. Aparcar el coche era imposible, estaba mas pendiente de buscar un aparcamiento correcto para dejar allí el coche que de los preparativos naúticos, y eso me pasaría factura tal como se verá mas adelante.
El barco lo compré con dos motores fueraborda. Uno eléctrico TORQUEEDO y otro de gasolina, un HONDA 8cv 4t. Antonio me preguntó que motor deseaba tener instalado en el espejo de popa, le indiqué que el de gasolina. Yo el motor no lo había probado, sólo la tarde anterior antes de la partida, pero Antonio me aseguró que estaba en perfectas condiciones y pasadas sus revisiones de mantenimiento.
Este trayecto lo iba a hacer en solitario, el primero y sin conocer el barco ni el motor, casi nada. Ya se que es del todo una imprudencia, pero no tenía mas remedio por lo que antes comenté y por que había que dejar el atraque libre si o si. Antonio me miró con ojos como platos sorprendido de mi arrojo y me deseó toda la suerte del mundo, a lo que yo enseguida le pregunté: "Antonio, ya te he pagado el barco, el barco ya es mío y sin vuelta atrás. Por favor, si algo sabes que pueda dar una sorpresa en el camino, ya sea motor, casco o velas, por favor dímelo antes" Me contestó con toda rotundidad que no.
Un plato de Rosada frita en el Restaurante del Puerto para cenar y a dormir. Por la mañana había que salir temprano, por delante tenía 49 millas.
La fiesta duró hasta la madrugada. Entre esto y los nervios por salir, no me dormí hasta tarde
A la mañana siguiente me desperté temprano e hice el ritual que hago siempre en mis travesías. Un tipo de superstición náutica que choca con lo normal en un marinero. Ducha, afeitado, perfumado, peinado y maqueado como si fuera a buscar a la novia...no se?, eso me da seguridad.
Arranco el motor a la primera, últimos preparativos y a huir!
Amanece en La Caleta
Salgo por la calle y me encuentro con el
RESACA DOS, el barco de un amigo que recien-
temente había vendido
Saliendo por la bocana sobre las 08:30h, dejo el puerto pesquero por babor y estribor. Increíble la luz y los colores de Málaga
Poco a poco se me iban soltando los nervios de la salida. La ruta establecida en el NAVIONICS rumbo a Marina La Bajadilla en Marbella. Salí del puerto y me encontré con un mar azul y en calma a primera hora de la mañana. Una preciosidad.
Adiós a la Caleta...
Pasados unos 45 minutos, de pronto y sin venir a cuento el motor se paró. Dios de mi vida!! ¿Y ahora qué? Esta situación compromete toda la travesía, me quedaban muchas millas por delante y encima ahora no hacía viento.
Trato de arrancarlo y nada, no hay manera. Llamo a Antonio para consultarle pero el hombre naturalmente me dio los consejos lógicos...mira la manguera, el hombre al agua...etc. Nada! De pronto en uno de los intentos, el motor arrancó y desde aquello, el motor no volvió a fallar en todo el camino ni en todo el tiempo que tengo el barco. ¿Qué fue lo que pasó...? Pues ni idea ¿Suciedad en la gasolina, aire, el respiradero del depósito cerrado...? No lo se.
Sigo mi marcha tan campante disfrutando de la mañana y haciendo repaso de todas las cosas que quiero hacerle al barco en el futuro, mejoras, cambios...etc.
El piloto automático funciona a la perfección, así que me entretengo en improvisar una red en los candeleros de proa. El Génova es de garruchos y para evitar que se me caiga por la borda prefiero colocar una driza a modo de rejilla.
Sigo feliz disfrutando ese imponente mar azul cuando al cabo de un buen rato, la segunda sorpresa. Dije anteriormente que el estar pendiente del coche me pasaría factura, pues así es. Veo con horror que el principal preparativo que hay que tener en cuenta al salir a navegar, se me había olvidado. ¿El qué...? Pues nada mas y nada menos que la gasolina!!! La tarde anterior, con el "ya iré, luego voy, cuando mueva el coche..." se me pasó por completo. Miro horrorizado al depósito de gasolina y veo que le quedan apenas dos dedos.
Iba navegando a la Francesa por la falta de viento, de modo que eso no me daba para nada. Miro en mi cuaderno de apuntes y veo que el puerto mas cercano es el del Candado que en ese momento estaría como a unas seis millas. Llamo por teléfono para ver si disponen de gasolinera pero no hay manera de que me cojan el teléfono. Por el canal 9 UHF tampoco me responden. Llamé entonces a Benjamín que el hombre se me ofreció para todo lo que necesitara para preguntarle si había gasolinera el El Candado. Me dice que sí pero que a veces no está disponible y que el calado para entrar en El Candado es justito!. De hecho, Fernando me confirmó que hacía días estaba cerrado por falta de calado. Ni corto ni perezoso, Benjamín me dice: "...ahora mismo cojo el Clarín y te llevo gasolina" El Clarín es su barco, una LEMA Force. Ya estaba bastante lejos y mientras el compraba gasolina, mas lejos aún iba a estar. Acordamos que si no encontraba solución optaríamos por esa opción. Finalmente conseguí comunicar por el canal 9 con el marinero y me confirmó que la gasolinera estaba abierta pero que el calado de entrada rondaba los escasos 2 metros. Mar de Alborán cala 1,38m, conque ya os podéis imaginar el susto para entrar.
Pues nada, rumbo a El Candado. Un puerto pequeñito muy coqueto. Llegué a la bocana, el fondo se transparentaba como un cristal, pensaba que en cualquier momento rozaba en el fondo. Me amarré al pantalán de espera donde estaba el surtidor ayudado por el marinero, saqué todas los bidones que llevaba para llenarlos. El surtidor era de tarjeta, no admitía efectivo y no se por qué mi tarjeta no funcionaba. Finalmente lo conseguí ante la impaciencia de varios barcos que querían ocupar mi puesto para repostar. Mismo susto para salir, afortunadamente no hubo incidentes. El marinero muy amable en todo momento, incluso me ofreció la posibilidad si así lo deseaba de usar las instalaciones del puerto para sacar el barco o lo que quisiera. Le di las gracias y le indiqué que iba para Rota. Me miró desconfiado cosa me dio mal rollo.
Tracé de nuevo la ruta a La Bajadilla y saqué velas. Se había puesto un viento maravilloso que me entraba por la aleta de babor y marchaba feliz a unos 5 nudos.
También tuve que improvisar una sombrilla por que el sol daba fuerte.
Aproveché el momento para comer algo.
Así fueron pasando las millas. Málaga, La Térmica.
A las 13:45h estaba frente al puerto de Málaga.
Torremolinos y Benalmádena. Benalmádena era una primera opción dependiendo de como fuera el trayecto ya que en Fuenguirola no había atraques disponibles, de hecho había reservado atraque allí por si acaso.
A las 15:20h estaba entre Torremolinos y Benalmádena a 1,6 millas de la costa.
Al pasar a la altura de Benalmádena iba muy bien de tiempo pero el viento empezó a caer, decidí continuar, así que llamé para eliminar la reserva y seguir adelante. Pasado Benalmádena empezó a subir el viento.
Faro de Calaburras |
Pasado Fuengirola, mas adelante doblé La Punta de Calaburras, Mijas.
Iba disfrutando de lo lindo y con el apoyo y los consejos constantes de mis amigos a través del Whatsapp, tanto los de La Axarquía como los de Pequeñas Esloras de la Bahía de Cádiz a los que dediqué esta foto.
A las 18:10h, había pasado la Punta de la Torre Nueva. A unas 10,5 millas de La Bajadilla
Continuaba en popa y cambiando la sombrilla. El sol pegaba de lo lindo.
Para entonces ya hacía rato que el viento lo tenía de popa y con media intensidad. Con todo y con eso, puse el motor en marcha a bajas revoluciones para estabilizar mas la marcha y acelerar un poco. Quería llegar con tiempo ya que no conocía el puerto ni las instalaciones. No me apetecía llegar sin luz.
Ya a la altura de Cabopino se divisaba Marbella.
La costa era un continuo paisaje de edificios y urbanizaciones.
Torre del Cable |
Con un equipo así de interesado en todo momento por mí se va muy confiado por zonas que uno desconoce. Bromeábamos diciendo que yo parecía Fernando Alonso y ellos el equipo de mecánicos hablándome por radio.
La llegada a Marina La Bajadilla fue en popa cerrada y como siempre que llevas esta dirección, no eres muy consciente del la intensidad del viento que hace ni apenas del oleaje. Ponerme proa al viento, que ya a esa hora había subido bastante para bajar vela fue un poco dificultoso. Principalmente por que nunca lo había hecho en este barco, era la primera vez y además llevaba génova con garruchos, lo que me obligaba a ir a proa para bajarla. Posteriormente caí en ponerle una cargadera y así hacer mas fácil la bajada en solitario, pero vaya, se sorteó sin mayor problema.
La entrada no es complicada y está bien señalizada, pero un velero estaba entrando antes que yo y me limité a seguir su estela. Avisé por radio y un marinero me estaba esperando para mostrarme el atraque asignado. Me equivoqué de calle y tuve que volver hacia atrás impresionado por los aspavientos y griterío que me hacía el marinero con las manos. Pareciera que se hubiera fumado algo o que yo me dirigiera a alguna zona prohibida o llena de minas...?
Lo que pasa en estas fechas. No hay atraques disponibles para mi eslora, por lo tanto me tienen que colocar en atraques de 10 metros, el F19 y pagar como tal, en eso la APPA no tiene compasión ninguna. 19,40 € diarios posiblemente con un descuento que luego se convirtió en una miseria.
Siguiente episodio trágico-cómico; El amarre.
Yo nunca había navegado por el Mediterráneo y menos aún atracado en sus puertos. A diferencia del Atlántico, allí no hay mareas o son casi despreciables, por tanto, los amarres son distintos. Los pantalanes son fijos de hormigón y no hay fingers a babor o estribor. Se amarra de proa o de popa, bastante separado del pantalán, y coger una especie de cabo asqueroso lleno de fango que está anclado al fondo del puerto y que te deja el barco hecho un Cristo de suciedad que suelta aquello. El que está acostumbrado lo hace con mas o menos soltura pero para mi que aquello fue lo mas divertido que pasó en el puerto ese día. Menos mal que conté con la generosidad del marinero y los patrones de los barcos vecinos que no se muy bien si fue por ayudar o por evitar un porrazo con sus barcos vista mi ignorancia en materia de amarre Mediterraneo. En fin, aquello quedó amarrado y de fango hasta la punta del palo.
El segundo acto del amarre es mas bien un acto de fé y de encomendarte a todo en lo que creas. Yo atraqué de proa. Para saltar al pantalán, primero hay que acercar el barco tirando de las amarras de proa mientras estás agarrado al stay y con los dos pies en la regala por fuera del balcón de proa. Todo esto contando con que el cabo fangoso amarrado en la cornamusa de popa te está tirando del barco en sentido contrario, por lo que cuando la proa se acerca al pantalán, aquello es como un muelle, sólo tienes una oportunidad, hay que dar un salto rezando por acertar a la primera y no dejarte la dentadura por el camino. Esto se dificulta aún mas cuando llevas bolsas o enseres para meter a bordo. Vaya, que te la tienes que jugar!!!
A las 20:45 ya había realizado todo el papeleo con el marinero y había charlado con varios vecinos que vinieron a conocerme. En especial Pablo, Argentino, un tipo generoso que se brindó en todo momento para cualquier ayuda. Cambió su casa y se fue a vivir al barco junto con su novia, algunos Argentinos siguieron sus pasos igualmente.
También a Pepe y Mª José. Un matrimonio jubilado con un velero dos plazas a babor de donde yo estaba que vinieron a presentarse, interesarse por mi y me invitaron a que los acompañara a cenar con ellos. Compartimos charla y luego un buen paseo andando hasta Puerto Banús.
Finalmente, al día siguiente Domingo tenía que buscar un transporte para volver a La Caleta a por el coche. Benjamín se ofreció nuevamente a venir por mí, pero no era plan de hacerle recorrer tantos kilómetros un Domingo, de modo que opté por una solución barata. Mi amigo Tonino me había hablado de la aplicación BlaBlaCar. Me la descargué en el teléfono y me recogió una pareja joven que resultaron ser Rusos y que iban a hacer buceo a Nerja. Fueron muy generosos y me acercaron hasta el mismo puerto de La Caleta, lo que los desvió de su camino al menos 6 km. Tuvinos una charla muy interesante sobre sus trabajos y su peripecia para venir a España. Gente trabajadora!
En fin, todo salió bien. Fueron 49 millas muy divertidas. En la próxima entrada al blog vendrá la segunda etapa: Marina La Bajadilla-Algeciras, 38 millas.
Saludos.
ResponderEliminarCuanto tiempo sin leerte amigo, me encanta tu relato hasta ahora, esta tarde lo acabo.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias amigo. Eres un fenómeno!!!
EliminarExcelente relato. Saludos desde el Río de la Plata.
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